El triciclo y la bicicleta
A mis tres años, yo era un experto jinete de triciclo. Mi pequeño triciclo verde claro me acompañaba a muchos lugares, cabía fácilmente en el fiat 2300 que tenían en casa, y por eso no era engorroso llevarlo al parque, los pasos, o cuando se iba de visita a casa de alguna familia amiga. Crecí, y ya no cupe en el triciclo. Se suponía, entonces, que el siguiente paso era la bicicleta.
Pues no.
Nunca hubo dinero para una bicicleta. Y a mi me parecía insólito que si lo hubiese para esos horribles suéteres marca “Suevia” o “Capullo Dorado” que me daban alergia y picazón en el cuello y en todo el torso; y no para comprar una simple bicicleta.
Y yo miraba largamente el desvencijado y pequeño triciclo, deseando que se transformase en bicicleta, y así dejar de envidiar a mis compañeros de clase en aquellas largas y solitarias tardes en que obligatoriamente tenía que entretenerme con el sempiterno lego o los capítulos repetidos de las urracas parlanchinas, simbad el marino y meteoro.
Y el triciclo nunca se transformó en bicicleta.
Pues no.
Nunca hubo dinero para una bicicleta. Y a mi me parecía insólito que si lo hubiese para esos horribles suéteres marca “Suevia” o “Capullo Dorado” que me daban alergia y picazón en el cuello y en todo el torso; y no para comprar una simple bicicleta.
Y yo miraba largamente el desvencijado y pequeño triciclo, deseando que se transformase en bicicleta, y así dejar de envidiar a mis compañeros de clase en aquellas largas y solitarias tardes en que obligatoriamente tenía que entretenerme con el sempiterno lego o los capítulos repetidos de las urracas parlanchinas, simbad el marino y meteoro.
Y el triciclo nunca se transformó en bicicleta.
5 Comments:
Amigo mio, hay tantos triciclos que nunca terminan de convertirse en bicicletas que es mejor; no preocuparse porqué no se transformaron y pensar que nos va mejor un Harley Davidson.
De pana que eso si da arrechera, que te lo digo yo con mi maldito atari que tenia los mismos hijos de puta juegos y siempre avía para los narditos pantalones brinca charco.
que lindas que son las fotos viejas, no?
Què hermosa metàfora sobre los sueños no realizados,y de las ilusiones un poco perdidas aunque se recuerden con cierta nostalgia,precioso,la verdad.
Yo jamas pude montar bicicleta...
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