Cuadernos Amarillos

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Location: San Cristóbal, Táchira, Venezuela

Arquitecto de oficio (entre otros) y librepensador por convicción. Huyendo del conflicto innecesario y de la pugnacidad fútil. Cultivando pequeños gozos cotidianos. Satisfecho pero no conforme.

Sunday, December 13, 2009

De como me enteré que el Niño Jesús eran mis padres



No tengo hijos. Pero si los tuviese,cada vez que los viese tratando de leer un libro u observando una obra de arte o simplemente si los pillara pensando mucho, inmediatamente les daría una pelota de futbol, basket, beisbol o lo que fuese y les insistiría en que deben darse duro en el deporte o en todo caso tener un cuerpo apetecible para tener éxito en la vida, ya que cultivar el intelecto no sirve de nada.


Y es que además una capacidad analítica desarrollada en la niñez trae bastantes sinsabores.

Yo quizás tendría 5 o 6 años cuando dejé de comerme el cuento del niño Jesus. Porque ¿Como explicar la diferencia entre los regalos de los niños ricos y los de los niños pobres? Y como corolario, estaba el tema de que el fulano niño Jesús NUNCA traia lo que yo le pedía. El colmo vino cuando le pedí un telescopio... y me trajo un sueter. Si, un sueter. Espantoso, diseñado como para un viejo de un metro de altura. De lana sintética, picoso. Color amarillo menopausia. Una completa mierda, pues.

Coño, francamente ¿A quien se le ocurre regalarle ropa a un niño por navidad? Y de paso una prenda diseñada por un adulto, cosida por adultos y comprada por un adulto en cuya retorcida mente los niños deben lucir como adultos enanos o subdesarrollados. Me imagino que en la tienda donde vendieron esa aberración los maniquíes son niños disecados. Si, aquellos niños que se portaban mal, que se atrevían a ser rebeldes, a contestarle a sus padres, a jugar y ensuciarse, eran llevados a la tienda donde algún anciano jorobado y con verrugas los sumergía en cera caliente y los convertía en maniquíes para lucir la espantosa ropa que iba a ser comprada por aquellos padres que secretamente deseaban que sus hijos fuesen maniquies para que no hicieran ruido, no se ensuciaran y no hubiese que comprarles juguetes

Pero lo peor, volviendo a la fatídica navidad del sueter, eran las caras de mi mamá y su cofradía de señoras italianas batatudas, sonriendo falsa y exageradamente como en el video de "Black Hole Sun", buscando contagiarme una alegría que no sentía, y alabándose mutuamente por haber elegido tan bella prenda.

O tal vez eran peores las risas de gozo y de burla de los otros niños, a quienes ese fatídico e injusto "niño Jesús" de mentira les había traído pistas de carros, bicicletas, patines, robots a pila y un sinfín de cosas deseables. Y claro, también estaban los niños desposeídos que se alegraban con sus muñequitas del "Todo a Real" o con sus camisitas usadas y raídas. Y yo me preguntaba si no se daban cuenta de lo injusta que era esa fecha

Ahí deje de creer en esa pantomima, en esa parodia injusta que no hace más que ahondar las cicatrices de la desigualdad y enrostrarle su miseria a los que la padecen. Dios, el de verdad, debería reservar algunas llamitas del infierno para quienes inventaron esa maquiavélica costumbre.

Y por eso digo, ser pobre y analítico es una combinación muy mala. Por eso muchos terminan embotándose de alcohol y químicos.

De cualquier modo, Feliz Navidad.

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